Dajabón.- La reciente inauguración de las oficinas del Instituto Agrario Dominicano (IAD) en la comunidad de La Vigía, ha sido presentada como un logro significativo para el sector agropecuario de la zona.
Según lo expresado con bombos y platillos por el director nacional de la institución, Francisco Guillermo García, existe una inversión de 17 millones de pesos para adecuar el espacio que ahora alberga a los técnicos de esa entidad.
Sin embargo, más allá del acto protocolar y las palabras bien ensayadas, la realidad visual desde el lugar de los hechos es otra.
Durante su discurso, el señor García aseguró que esa millonaria suma fue utilizada, entre otras cosas, para dotar el local de mobiliario nuevo, no obstante, una simple visita a las instalaciones basta, para evidenciar que los escritorios, sillas y archivos y otros mobiliarios no son nuevos; por el contrario, presentan signos visibles de uso y desgaste, lo que plantea una seria contradicción entre el discurso oficial y los hechos palpables.
Este tipo de incongruencias alimenta el creciente escepticismo de la población frente a las promesas gubernamentales, porque aunque es cierto que el nuevo espacio representa una mejora en comparación con condiciones anteriores, no menos cierto es que allí se seguirá operando con limitaciones evidentes.
Los empleados del IAD merecen condiciones realmente dignas y equipos en buen estado para ejercer su labor.
No se trata de atacar personas, ni de desmejorar las buenas intenciones, pero desde este humilde tribuna tratamos de exigir honestidad, coherencia y responsabilidad a quienes administran recursos públicos.
El pueblo dominicano está cansado de verdades a medias disfrazadas de discursos bonitos.
El desarrollo del país requiere más que inauguraciones simbólicas, es tiempo de realizar acciones concretas, inversiones reales y un compromiso sincero con la verdad.