Por BBC Mundo
Hossein Salami, comandante de la Guardia Revolucionaria Islámica, es probablemente el líder iraní de mayor rango eliminado en los ataques israelíes.
Medios estatales de Teherán confirmaron su muerte en uno de los múltiples ataques aéreos que Israel llevó a cabo en territorio iraní este viernes.
Salami se unió a la Guardia Revolucionaria en 1980, durante el estallido de la guerra entre Irán e Irak.
A medida que ascendía en las filas militares, fue ganando popularidad por su enérgica retórica contra Estados Unidos y sus aliados.
Desde la década de los 2000 ha sido objeto de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU y Estados Unidos por su participación en los programas nucleares y militares de Irán.
Era el jefe de la Guardia Revolucionaria cuando Irán lanzó en 2024 su primer ataque militar directo contra Israel, enviando más de 300 drones y misiles.
Ante el aumento de las tensiones con Israel en los pasados días, Salami declaró el jueves que Irán estaba «totalmente preparado para cualquier escenario, situación y circunstancia».
«El enemigo cree que puede luchar contra Irán de la misma manera que lucha contra los palestinos indefensos que se encuentran bajo el asedio israelí», alegó.
Y sentenció: «Tenemos experiencia y estamos curtidos en la guerra».
De la guerra a las amenazas
Nacido en 1960 en la ciudad de Golpayegan, en la provincia de Isfahán (centro oeste de Irán), Salami cursaba ingeniería mecánica en Teherán cuando estalló la guerra con Irak.
Tras incorporarse a las filas de la Guardia Revolucionaria y desarrollar su carrera militar en la guerra, al finalizar esta en 1988 retomó sus estudios y obtuvo una maestría en administración de defensa.
En abril de 2019, el ayatolá Ali Jamenei lo nombró comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria en reemplazo de Mohammad Ali Jafari.
Antes había dirigido la Fuerza Aérea del cuerpo de élite y ocupado cargos académicos y de planificación estratégica en las fuerzas armadas.
Salami se caracterizaba por su estilo combativo.
Durante años pronunció agresivos discursos contra Israel, Estados Unidos y Arabia Saudita, en los que prometía venganza y hablaba de una «lucha global» contra lo que calificaba como los enemigos del Islam.
«Nuestro deber más hermoso es la yihad para liberar a los musulmanes oprimidos por los infieles», afirmó durante la guerra en Gaza en 2024.
Su figura ganó cierta notoriedad en enero de 2020, cuando prometió una «dura y decisiva» represalia por la muerte del general Qasem Soleimani en un ataque estadounidense con un dron en Irak.
Días después, tras el derribo accidental de un avión civil ucraniano por parte de la Guardia Revolucionaria, Salami pidió perdón ante el Parlamento iraní y aseguró: «nunca me he sentido tan avergonzado en toda mi vida».
Además de las sanciones impuestas por la ONU y Estados Unidos, fue incluido en listas de restricciones de países como Canadá, que lo responsabilizaban por la represión de protestas y la violación de derechos humanos en Irán.
En respuesta a las sanciones estadounidenses, Salami afirmó que la Guardia Revolucionaria se sentía «orgullosa» de haber sido designada como organización terrorista por Washington.